El traslado de las instalaciones existentes en Sevilla para disponer de más espacio de almacenaje y oficinas suponía un auténtico reto financiero para responder a las necesidades con los recursos disponibles.
Un estudio esmerado de la sectorización del almacenaje permitió reducir los costos en instalaciones y mantenimiento. La mejora arquitectonica del edificio se centró en la fachada principal, extenido el tratamiento cromático al resto. Se obtuvo una sensación de renovación completa con una mínima intervención.